Con criterio
4 de mayo de 2017

Entre la necesidad y el estigma

Con el petardo que explotó en el barrio la Macarena en Bogotá el pasado domingo 19 de febrero ascienden a 30 los atentados en la capital del país en un término de 2 años. Esto mantiene en alerta a la población, que pide resultados al Estado, puntualmente a la Fuerza Pública y al Sistema Judicial para su investigación,  juzgamiento y sanción. (También le puede interesar: Se arriendan celdas)

 

La Fuerza Pública no ha detectado los ataques que han dejado tiene un saldo aproximado de 1 muerto, 63 heridos, además de la destrucción en propiedades según datos de la Revista Semana[1].

 

La Fiscalía y el Gobierno, buscan a como dé lugar un responsable que les permita, dar pista con las organizaciones que están detrás de las acciones terroristas.[2] Orientados por dicha necesidad, dieron captura rápidamente a Mateo Gutiérrez León y Arturo Steven Buitrago el 23 de febrero, acusados de participar en los mencionados atentados. Acción eficiente y muy visible destacada por el mismo Ministro de Defensa[3] quien dio declaraciones sobre la relevancia de la investigación que estaba por iniciar, pues los sindicados presuntamente habían participado en 10 de los últimos atentados.

 

Los pronunciamientos de los medios de comunicación fueron más atrevidos. Como es usual, utilizaron mal el lenguaje técnico y sacaron conclusiones de una investigación que aún no se había iniciado. Y con ello pasaron por encima de muchos de los principios que rigen nuestro sistema constitucional, como la presunción de inocencia, el derecho al honor y al buen nombre, entre otros.

 

En lo que refiere al caso de Mateo Gutiérrez León, algunos medios afirmaron que “alias Mateo” había tenido innumerables cambios físicos para ocultarse de las autoridades y realizado viajes a Cuba y Ecuador para participar en cursos de manejo de explosivos y que, además de cometer los atentados, pertenece al Movimiento Revolucionario del Pueblo.[4]

 

La familia, amigos y compañeros de Mateo, joven de 20 años estudiante de sociología de la Universidad Nacional, manifestaron su inconformidad frente al proceso penal y los pronunciamientos de la opinión pública. Aseguraron que la legalización de la captura y posterior detención preventiva se dio con base en pruebas carentes de valor y contundencia,[5] y que se trata de una persecución en razón de la posición ideológica que caracteriza al joven: ser crítico de la situación política y social del país. Por lo que denominaron el caso como un falso positivo judicial. (También le puede interesar: Haciendo eco a uno de los verdaderos riesgos de impunidad en la aplicación del acuerdo de paz)

 

Además, reunieron a familia, amigos y miembros de la comunidad académica y en el mes que ha transcurrido desde los dolorosos acontecimientos, realizaron marchas, plantones, murales, entre otras manifestaciones que pretenden reivindicar el nombre de Mateo y de los estudiantes de la capital.

 

El desarrollo de este caso genera varias preocupaciones, en primer lugar en relación con las actuaciones de los medios de comunicación, pues es claro que no miden las consecuencias de sus pronunciamientos a pesar de conocer su importante papel en la sociedad. Noticieros informativos”, calificaron los comportamientos de Mateo Gutiérrez, le pusieron un alias que en realidad era su nombre y dañaron su imagen, para hacer de esta noticia algo verdaderamente llamativo, que mostrara resultados y así aumentar su rating.

 

En segundo lugar, y a pesar que no se conoce de cerca el contenido de las actuaciones judiciales y de la investigación, hay un gran desconcierto sobre la situación de riesgo en que puede estar un estudiante como Mateo o como quien escribe esta nota frente a un sistema que busca “resultados” a toda costa.

 

Es difícil ignorar que el señalado, sea precisamente un estudiante de sociología, con “pinta de rebelde” y además de una universidad pública. Un estudiante que suele marchar por las causas sociales o políticas con posturas críticas frente al gobierno. Un joven que cambia su apariencia física porque cree tener la libertad de hacerlo, aunque son claros los estigmas que existen en nuestra sociedad respecto de los “distintos” y las apariencias “raras”.

 

Tal vez la prensa y los representantes del Estado pensaron, que por un “vándalo” como Mateo jamás se iba a armar alharaca. Tal vez la estrategia ha funcionado antes en muchos casos, y entonces es hora de preguntarnos, cuántas personas están en las cárceles del país en razón de un estigma o acusadas en un proceso con pruebas débiles y manipuladas.  Preocupante lo ocurrido con Mateo y deja una lección, se debe reaccionar a tiempo porque las falsas imputaciones cuando son además noticiosas, convienen a muchos que las saben aprovechar. (Lea: El Acuerdo para la paz: Justicia Restaurativa Vs. Prisión)

 

 

[1] http://www.semana.com/nacion/articulo/atentados-explosivos-de-los-dos-ultimos-anos-en-bogota/516415. Ultima vez consultado 27-03-17
[2] http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-16828877. Ultima vez consultado 27-03-17
[3] https://www.youtube.com/watch?v=wMQlKLjNL8E. Ultima vez consultado 27-03-17
[4] http://noticias.caracoltv.com/bogota/capturan-dos-sospechosos-de-haber-cometido-diez-atentados-terroristas-en-bogota. Ultima vez consultado 27-03-17
[5] http://noticias.caracoltv.com/bogota/estudiantes-de-varias-universidades-exigen-libertad-de-mateo-gutierrez. ; http://www.eltiempo.com/bogota/padre-de-sindicado-de-atentados-de-bogota-denuncia-falso-positivo-62236 ; https://www.facebook.com/Libertadparamateo-258735021204859/?fref=ts; http://noticiasunolaredindependiente.com/2017/03/11/noticias/nacional/estudiante-terrorista/. Ultima vez consultado 27-03-17