Cátedra UNESCO
19 de septiembre de 2017
Tejiendo vidas y tejiendo recuerdos. Hilos de reconciliación
“Por una parte (…) un camino de recuerdos dolorosos y memorias perdidas en medio de las dinámicas del desarraigo, el olvido y la impunidad. Y, por otra parte, al proceso de costura, asociado metafóricamente a la idea de reconstruir el tejido social” Centro Nacional de Memoria Histórica
Las expresiones culturales y el arte han aportado a la resignificación de la violencia, dando espacio a la construcción de nuevas narrativas, el uso de espacios que trasciendan la oralidad o lo escrito y que han logrado transmitir nuevas sensaciones sobre lo que ha sido el conflicto y sus impactos en la vida de las personas.
La creatividad ha permitido, no sólo el resurgir de prácticas culturales de las comunidades como formas de construcción de memoria y reconciliación, como lo hace la música popular, las artesanías, el trenzado entre otras, sino que además, ha fomentado y consolidado espacios de transformación social encerrando las potencialidades de “el nosotros” en el sentir artístico (Carnacea, 2012), en la transformación simbólica de la historia que se desarrolla en la apropiación, en las diferentes formas de narrarla: de apropiarse de ella.
Uno de los muchos procesos culturales que se ha desarrollado en Colombia en torno al conflicto y el posacuerdo ha sido el proceso nacional del tejido en tela como base para la construcción de memoria, que ha logrado congregar a diferentes grupos de víctimas a relatar en las telas y compartir mediante los hilos historias individuales y colectivas en las que la tela ha sido también sinónimo de reconstrucción, justicia y hermandad. (Lea: El desplazamiento forzado interno en Colombia: entre la guerra y la paz)
Dentro de este proceso, es de destacar el Costurero de la Memoria, espacio desarrollado a nivel nacional que ha permitido reunir a personas de diferentes regiones del país a contar sus historias y a convertirlas en tejidos. Este proceso, además de ser un espacio de diálogo, es un espacio que se propone como de construcción de memoria y justicia (CNMH, 2013) mediante la propuesta de llevar los tejidos al espacio público y hacer intervención en estos escenarios como lugares de reclamo y narrativa. Las historias toman un nuevo matiz cuando son estas mujeres quienes transfieren la narrativa al tejido, cuando tejen sus historias.
Dentro de las plataformas que se han consolidado en torno al tejido se encuentra El Costurero Viajero, proceso que se encontró dentro de los 10 ganadores de la III convocatoria Nacional artística de memoria cuya premiación se realizó el lunes 17 de julio en el Museo Nacional. Este proyecto con trayectoria nacional desarrollado con las Tejedoras por la memoria y la esperanza de Sonsón consiste en llevar los instrumentos de costura (hilos, telas, agujas, tijeras…) a municipios impactados por el Conflicto Armado, con el fin de permitir a estas comunidades exteriorizar sus relatos a través de los hilos y simultáneamente crear espacios de denuncia, acompañamiento y sanación. (Lea: Haciendo eco a uno de los verdaderos riesgos de impunidad en la aplicación del acuerdo de paz)
En él se busca incentivar los procesos creativos de las comunidades y dejar huella en las mismas mediante la reflexión y recolección de las dimensiones e impactos de la guerra en las comunidades a partir de las diferentes historias, espacios y procesos en los que se inserta la violencia y cómo se reponen mediante estrategias culturales de la misma. Aquí puede consultar la página web del proyecto, en ella pueden ver de qué se trata el proyecto y cuál es el trabajo que han realizado.
Imagen tomada de la Página oficial del Centro de Memoria Paz y Reconciliación, extraída el día 8 de septiembre de 2017, disponible en http://centromemoria.gov.co/el-costurero-de-la-memoria-experiencia-del-centro-de-memoria-paz-y-reconciliacion-realizada-con-el-apoyo-de-la-fundacion-manuel-cepeda-y-la-asociacion-minga/