Entérese
2 de agosto de 2016
Controversia sobre las condiciones de prisión del responsable de la masacre de Utφya (Noruega)
Como lo documentó la BBC en su artículo “Anders Behring Breivik, Norway murderer, wins human rights case” del 20 de abril de 2016, el reconocido homicida noruego Anders Behring Breivik, autor de los atentados de Noruega en Oslo y Utoeya en 2011, ha ganado un controvertido caso de derechos humanos contra el estado noruego. El “inhumano y denigrante” estado en el que se encuentra recluido motivó sus peticiones.
Breivik sostiene que la manera en que se le ha internado y tratado en la prisión de la isla de Utoeya vulnera sus derechos, pues permanece de veintidós a veintitrés horas al día confinado en su celda y no le es permitido el contacto con los demás reclusos. El único contacto humano que se permite a Breivik es con el personal penitenciario. Además, es sometido a situaciones que generalmente encuentra inadecuadas y molestas, como ser despertado durante la noche y ser obligado a desvestirse en presencia de mujeres guardias con ocasión de las requisas.
La juez encargada, Helen Andenaes Sekulic, encontró que las anteriores circunstancias son “denigrantes” en términos de la Convención Europea de Derechos Humanos y, en consecuencia, ordenó la flexibilización del régimen carcelario impuesto.
Para la juez, la comisión de actos homicidas o terroristas no puede significar una contravención o detrimento al trato digno y humano que merece cada persona. En ese sentido, el aislamiento y tratamiento diferenciado que ha sufrido Breivik constituye un exceso en el castigo, o dicho en otras palabras, una punición “extra”, condición que además de vulnerar los derechos individuales del recluso, en nada contribuye a la resocialización del responsable.
La funcionaria fue muy clara en afirmar que sí se justifican los estrictos controles y restricciones de comunicación del reo. No es admisible, en este caso, permitir el contacto indiscriminado del condenado con los demás, ya que se corre el riesgo de que se comunique con otros extremistas o simpatizantes de su causa.
La decisión, por supuesto, no dejó de causar revuelo en la comunidad, y en especial entre las víctimas y sus representantes. Algunos están indignados por lo que han calificado como una postura exageradamente benévola de la justicia para con el sentenciado. Otros, por el contrario, manifiestan que están convencidos de que la estructura de la justicia del país es eficiente, protectora y garante de los derechos humanos.
El otro desconcertado por el sentido de la determinación judicial ha sido el gobierno noruego, que además fue condenado en costas. Apelado el caso por el Estado noruego, habrá que observar si la justicia del país mantiene su posición sobre la manera de concebir los derechos de las personas subordinadas al poder punitivo del Estado.
No obstante, sea cual sea la decisión, no puede negarse la inminente apertura del debate sobre las cárceles y su congruencia con los reconocidos Derechos Humanos de que goza cada persona perteneciente a la sociedad.
Más información en: Anders Behring Breivik, Norway murderer, wins human rights case
Foto: Jon-Are Berg-Jacobsen/AFP/Getty Images